Calmando nuestros pensamientos y emociones que nos perturban observaremos la profundidad de nuestro verdadero yo. Dejaremos de ver solo la superficie que es ruidosa y condicionada y veremos la serenidad, la compasión, la ecuanimidad, la sabiduría, el amor. Eso es lo que verdaderamente somos y no vemos por estar enfocados en lo externo que nos genera sufrimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario